La inteligencia del Ser Humano le ha convertido en la especie dominante del planeta. Es, por tanto, una cualidad muy útil. ¿Cabe esperar que el coeficiente intelectual promedio de la especie humana siga aumentando más y más?
Según las conclusiones de un nuevo estudio, hay límites en la inteligencia máxima que puede alcanzar un humano, y cualquier aumento adicional probablemente venga acompañado de problemas.
El equipo de Thomas Hills, de la Universidad de Warwick en el Reino Unido, y Ralph Hertwig de la Universidad de Basilea en Suiza, examinó la evolución para entender por qué los seres humanos hemos alcanzado el nivel de inteligencia actual y no uno mayor.
Las ventajas y desventajas de adquirir un rasgo biológico son comunes en la evolución. Por ejemplo, para bastantes cosas, sería bueno que la estatura media de los humanos fuese de dos metros y medio, pero la mayoría de los corazones no podría impulsar la sangre tan alto. Por tanto, la mayoría de los humanos no pasa de los dos metros.
Así como hay ventajas y desventajas evolutivas para rasgos corporales como el citado hay ventajas y desventajas respecto a la inteligencia y la estructura cerebral, tal como argumenta Hills. El tamaño del cerebro del bebé se considera que está limitado, entre otras cosas, por el tamaño de la pelvis de la madre. Cerebros más grandes significarían cabezas más grandes, y por tanto más muertes durante el parto. Y la pelvis no se puede cambiar sustancialmente sin cambiar la forma en que caminamos.
Otro ejemplo: Podría parecer bueno tener una memoria mucho mejor que la que tenemos. Sin embargo, las personas capaces de conservar recuerdos excesivamente vívidos, tienen una vida difícil. La memoria es un arma de doble filo. Vivir un acontecimiento terrible puede generar estrés postraumático, y éste se caracteriza por la dificultad en mitigar el recuerdo de ese suceso traumático. En casos como estos, tener una memoria mayor, tan sólo serviría para empeorar el estado mental de la persona.
Incluso el aumento de la inteligencia general puede causar problemas. Hills y Hertwig citan un estudio sobre los judíos asquenazíes (oriundos de Europa central y oriental), que tienen, en promedio, un coeficiente intelectual mucho más alto que la población europea en general. Esto se debe aparentemente al efecto de la selección evolutiva a favor de la inteligencia durante los últimos 2.000 años, y a que estas personas descienden de un grupo muy específico de individuos. Según un estudio del que informamos en NCYT en 2006, alrededor de 3,5 millones, o el 40 por ciento, de los judíos asquenazíes, descienden de sólo cuatro mujeres, que vivieron en Europa hace alrededor de mil años. Esas mujeres eran parte de un pequeño grupo que fundó la comunidad judía asquenazí, que se estableció en Europa como resultado de la migración desde Oriente Próximo. Sin embargo, junto con esa inteligencia superior, los judíos askenazíes tienen una mayor incidencia de enfermedades hereditarias, como la enfermedad de Tay-Sachs que afecta al sistema nervioso. Hertwig y Hills creen que ese aumento de la inteligencia puede haber promovido un aumento en la incidencia de esa y quizá otras enfermedades.
Según las conclusiones de un nuevo estudio, hay límites en la inteligencia máxima que puede alcanzar un humano, y cualquier aumento adicional probablemente venga acompañado de problemas.
El equipo de Thomas Hills, de la Universidad de Warwick en el Reino Unido, y Ralph Hertwig de la Universidad de Basilea en Suiza, examinó la evolución para entender por qué los seres humanos hemos alcanzado el nivel de inteligencia actual y no uno mayor.
Las ventajas y desventajas de adquirir un rasgo biológico son comunes en la evolución. Por ejemplo, para bastantes cosas, sería bueno que la estatura media de los humanos fuese de dos metros y medio, pero la mayoría de los corazones no podría impulsar la sangre tan alto. Por tanto, la mayoría de los humanos no pasa de los dos metros.
Así como hay ventajas y desventajas evolutivas para rasgos corporales como el citado hay ventajas y desventajas respecto a la inteligencia y la estructura cerebral, tal como argumenta Hills. El tamaño del cerebro del bebé se considera que está limitado, entre otras cosas, por el tamaño de la pelvis de la madre. Cerebros más grandes significarían cabezas más grandes, y por tanto más muertes durante el parto. Y la pelvis no se puede cambiar sustancialmente sin cambiar la forma en que caminamos.
Otro ejemplo: Podría parecer bueno tener una memoria mucho mejor que la que tenemos. Sin embargo, las personas capaces de conservar recuerdos excesivamente vívidos, tienen una vida difícil. La memoria es un arma de doble filo. Vivir un acontecimiento terrible puede generar estrés postraumático, y éste se caracteriza por la dificultad en mitigar el recuerdo de ese suceso traumático. En casos como estos, tener una memoria mayor, tan sólo serviría para empeorar el estado mental de la persona.
En la Universidad de Basilea, que ha intervenido en el estudio, se realizan importantes investigaciones psicológicas. (Foto: Facultad de Psicología de la Universidad de Basilea.)
Incluso el aumento de la inteligencia general puede causar problemas. Hills y Hertwig citan un estudio sobre los judíos asquenazíes (oriundos de Europa central y oriental), que tienen, en promedio, un coeficiente intelectual mucho más alto que la población europea en general. Esto se debe aparentemente al efecto de la selección evolutiva a favor de la inteligencia durante los últimos 2.000 años, y a que estas personas descienden de un grupo muy específico de individuos. Según un estudio del que informamos en NCYT en 2006, alrededor de 3,5 millones, o el 40 por ciento, de los judíos asquenazíes, descienden de sólo cuatro mujeres, que vivieron en Europa hace alrededor de mil años. Esas mujeres eran parte de un pequeño grupo que fundó la comunidad judía asquenazí, que se estableció en Europa como resultado de la migración desde Oriente Próximo. Sin embargo, junto con esa inteligencia superior, los judíos askenazíes tienen una mayor incidencia de enfermedades hereditarias, como la enfermedad de Tay-Sachs que afecta al sistema nervioso. Hertwig y Hills creen que ese aumento de la inteligencia puede haber promovido un aumento en la incidencia de esa y quizá otras enfermedades.
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