Algunas teorías sobre el universo primordial predicen la
existencia de nudos en el tejido del espacio, conocidos también como
"texturas cósmicas", los cuales podrían ser identificados observando la
luz del fondo cósmico de microondas, la radiación de fondo remanente
dejada por el Big Bang.
Utilizando los datos del satélite WMAP de la NASA, unos investigadores del University College de Londres, el Imperial College de Londres y el Instituto Perimeter de Física Teórica en Canadá, han realizado la primera búsqueda de nudos cósmicos en todos los sectores del cielo, sin encontrar por ahora evidencia de tales nudos en el espacio.
A medida que el universo se enfrió, experimentó una serie de transiciones de fase, en un fenómeno comparable en ciertos aspectos a la transformación del agua líquida en hielo al congelarse. Muchas transiciones de fase pueden ocurrir de manera heterogénea en el espacio afectado, y esta idea ha dado pie a teorías que proponen la existencia de imperfecciones o nudos en el espacio.
Si se produjeron en la infancia del universo, los nudos cósmicos pudieron interactuar con la luz del fondo cósmico de microondas, dejando un conjunto de puntos calientes y fríos característicos. Si se detectan, dichas huellas darían una información muy valiosa sobre los tipos de transiciones de fase que se produjeron cuando el universo tenía una fracción de segundo de edad. Lograr obtener este conocimiento tendría repercusiones importantísimas para la física de partículas.
En 2007, un estudio aportó una sugerente pista sobre un punto anómalo, conocido como el Punto Frío, en el fondo cósmico de microondas. Ese punto podría deberse a un nudo cósmico. Será difícil aclarar más allá de toda duda si un nudo cósmico es o no la causa. Lo que sí se ha conseguido ahora, gracias a los resultados del nuevo estudio realizado por el equipo de Stephen Feeney (University College de Londres) y Matt Johnson (Instituto Perimeter), es descartar algunas de las posibilidades propuestas por las diferentes teorías, al no haberse detectado nudos cósmicos en los análisis que deberían haber delatado la presencia de algunos si fuesen correctas determinadas suposiciones ofrecidas por algunas de esas teorías.
Aunque no hay evidencia de nudos cósmicos en los datos del WMAP, aún no está dicha la última palabra sobre la cuestión: Dentro de unos pocos meses, los investigadores tendrán acceso a datos mucho mejores, procedentes del satélite Planck.
Si finalmente en los datos del Planck se logra encontrar evidencias de la existencia de nudos cósmicos, o por el contrario esos datos obligan a descartar más posibilidades sobre su existencia derivadas de las teorías que se barajan, sólo el tiempo lo dirá.
Si se consigue detectar de manera inequívoca nudos en el tejido del espacio, eso proporcionaría una información valiosísima sobre la forma en que opera la naturaleza a energías enormes, y eso a su vez podría ayudar a resolver el debate científico sobre la unificación de las fuerzas físicas.
Utilizando los datos del satélite WMAP de la NASA, unos investigadores del University College de Londres, el Imperial College de Londres y el Instituto Perimeter de Física Teórica en Canadá, han realizado la primera búsqueda de nudos cósmicos en todos los sectores del cielo, sin encontrar por ahora evidencia de tales nudos en el espacio.
A medida que el universo se enfrió, experimentó una serie de transiciones de fase, en un fenómeno comparable en ciertos aspectos a la transformación del agua líquida en hielo al congelarse. Muchas transiciones de fase pueden ocurrir de manera heterogénea en el espacio afectado, y esta idea ha dado pie a teorías que proponen la existencia de imperfecciones o nudos en el espacio.
Si se produjeron en la infancia del universo, los nudos cósmicos pudieron interactuar con la luz del fondo cósmico de microondas, dejando un conjunto de puntos calientes y fríos característicos. Si se detectan, dichas huellas darían una información muy valiosa sobre los tipos de transiciones de fase que se produjeron cuando el universo tenía una fracción de segundo de edad. Lograr obtener este conocimiento tendría repercusiones importantísimas para la física de partículas.
En 2007, un estudio aportó una sugerente pista sobre un punto anómalo, conocido como el Punto Frío, en el fondo cósmico de microondas. Ese punto podría deberse a un nudo cósmico. Será difícil aclarar más allá de toda duda si un nudo cósmico es o no la causa. Lo que sí se ha conseguido ahora, gracias a los resultados del nuevo estudio realizado por el equipo de Stephen Feeney (University College de Londres) y Matt Johnson (Instituto Perimeter), es descartar algunas de las posibilidades propuestas por las diferentes teorías, al no haberse detectado nudos cósmicos en los análisis que deberían haber delatado la presencia de algunos si fuesen correctas determinadas suposiciones ofrecidas por algunas de esas teorías.
Aunque no hay evidencia de nudos cósmicos en los datos del WMAP, aún no está dicha la última palabra sobre la cuestión: Dentro de unos pocos meses, los investigadores tendrán acceso a datos mucho mejores, procedentes del satélite Planck.
Si finalmente en los datos del Planck se logra encontrar evidencias de la existencia de nudos cósmicos, o por el contrario esos datos obligan a descartar más posibilidades sobre su existencia derivadas de las teorías que se barajan, sólo el tiempo lo dirá.
Si se consigue detectar de manera inequívoca nudos en el tejido del espacio, eso proporcionaría una información valiosísima sobre la forma en que opera la naturaleza a energías enormes, y eso a su vez podría ayudar a resolver el debate científico sobre la unificación de las fuerzas físicas.