En Saturno hay corrientes en chorro (regiones donde los vientos soplan
más rápido que en otros lugares), que fluyen hacia el este y otras que
fluyen hacia el oeste.
Esas corrientes en chorro turbulentas atraen la atención de los científicos desde hace tiempo. Los expertos han pasado años tratando de entender el mecanismo que impulsa a estas estructuras en la atmósfera de Saturno y la fuente de energía que las alimenta.
En un nuevo estudio, el equipo de Tony Del Genio y John Barbara, ambos del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA en Nueva York, utilizó imágenes recogidas durante varios años por la sonda espacial Cassini para descubrir que el calor dentro del planeta es lo que alimenta a las corrientes en chorro.
La condensación de agua caliente en Saturno, conduce a diferencias de temperatura en la atmósfera. Éstas a su vez, crean remolinos, que mueven el aire de un lado a otro en la misma latitud. Esto a su vez acelera las corrientes en chorro como lo haría un conjunto de engranajes rotatorios accionando una cinta transportadora.
Una teoría alternativa asumía que la energía de las diferencias de temperatura provenía del Sol, tal como ocurre en la atmósfera terrestre.
Ya se sabía que las atmósferas de planetas como Saturno y Júpiter pueden tomar su energía de sólo dos fuentes: El Sol y el calor interno. El reto ha sido hallar métodos para determinar, a partir de los datos recogidos, la aportación de cada fuente de energía.
El nuevo estudio ha sido posible en parte porque la Cassini ha estado en órbita alrededor de Saturno un tiempo lo bastante largo para hacer la cantidad suficiente de observaciones que permite percibir los sutiles patrones que emergen de las variaciones producidas día tras día en el clima de Saturno.
Entender lo que impulsa la meteorología en Saturno y en general en los planetas gaseosos, ha sido uno de los objetivos cardinales desde el comienzo de la misión Cassini, tal como subraya Carolyn Porco, jefa del equipo de imagen de la misión.
En vez de tener una atmósfera delgada y una superficie líquida y sólida como la Tierra, Saturno es un gigante de gas cuya profunda atmósfera consta de capas con múltiples cubiertas de nubes a gran altitud. Diversas corrientes en chorro circulan a distintas altitudes. Mientras que la mayoría sopla hacia el este, algunas soplan hacia el oeste. Todas se producen en lugares donde la temperatura varía significativamente de una latitud a otra.
La misión Cassini-Huygens es un proyecto cooperativo de la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Italiana. El Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), una división del Instituto Tecnológico de California en Pasadena y también adscrito a la NASA, gestiona la misión Cassini-Huygens. El orbitador Cassini y sus dos cámaras se a bordo fueron diseñados, desarrollados y ensamblados en el JPL. El equipo de imagen tiene su sede en el Instituto de Ciencia Espacial de Boulder, Colorado.
Esas corrientes en chorro turbulentas atraen la atención de los científicos desde hace tiempo. Los expertos han pasado años tratando de entender el mecanismo que impulsa a estas estructuras en la atmósfera de Saturno y la fuente de energía que las alimenta.
En un nuevo estudio, el equipo de Tony Del Genio y John Barbara, ambos del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA en Nueva York, utilizó imágenes recogidas durante varios años por la sonda espacial Cassini para descubrir que el calor dentro del planeta es lo que alimenta a las corrientes en chorro.
La condensación de agua caliente en Saturno, conduce a diferencias de temperatura en la atmósfera. Éstas a su vez, crean remolinos, que mueven el aire de un lado a otro en la misma latitud. Esto a su vez acelera las corrientes en chorro como lo haría un conjunto de engranajes rotatorios accionando una cinta transportadora.
Una teoría alternativa asumía que la energía de las diferencias de temperatura provenía del Sol, tal como ocurre en la atmósfera terrestre.
Ya se sabía que las atmósferas de planetas como Saturno y Júpiter pueden tomar su energía de sólo dos fuentes: El Sol y el calor interno. El reto ha sido hallar métodos para determinar, a partir de los datos recogidos, la aportación de cada fuente de energía.
El nuevo estudio ha sido posible en parte porque la Cassini ha estado en órbita alrededor de Saturno un tiempo lo bastante largo para hacer la cantidad suficiente de observaciones que permite percibir los sutiles patrones que emergen de las variaciones producidas día tras día en el clima de Saturno.
La flecha indica una corriente de chorro. (Foto: NASA/JPL-Caltech/SSI)
Entender lo que impulsa la meteorología en Saturno y en general en los planetas gaseosos, ha sido uno de los objetivos cardinales desde el comienzo de la misión Cassini, tal como subraya Carolyn Porco, jefa del equipo de imagen de la misión.
En vez de tener una atmósfera delgada y una superficie líquida y sólida como la Tierra, Saturno es un gigante de gas cuya profunda atmósfera consta de capas con múltiples cubiertas de nubes a gran altitud. Diversas corrientes en chorro circulan a distintas altitudes. Mientras que la mayoría sopla hacia el este, algunas soplan hacia el oeste. Todas se producen en lugares donde la temperatura varía significativamente de una latitud a otra.
La misión Cassini-Huygens es un proyecto cooperativo de la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Italiana. El Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), una división del Instituto Tecnológico de California en Pasadena y también adscrito a la NASA, gestiona la misión Cassini-Huygens. El orbitador Cassini y sus dos cámaras se a bordo fueron diseñados, desarrollados y ensamblados en el JPL. El equipo de imagen tiene su sede en el Instituto de Ciencia Espacial de Boulder, Colorado.